
Comenzó a emplearse en Mesopotamia en el tercer milenio a. C. Su uso pasó a la arquitectura etrusca, y de ésta a los romanos, que lo difundieron por las regiones del Mediterráneo. Es característico del arte romano y de todos estilos que derivaron de él, como la arquitectura románica, la arquitectura renacentista y la arquitectura barroca.
La geometría y características de un arco de medio punto hace que todos sus puntos trabajen en compresión. Si nos fijamos en la fachada, veremos que cada dovela tiene un estado similar al de una cuña comprimida en sus caras laterales.