Vestir el contorno de una piscina con madera es una solución práctica y muy decorativa que se funde con el paisaje. La oferta es cada día más amplia y creciente.

La madera es uno de los materiales que mejor se adapta a cualquier aplicación en una casa de campo por sus innumerables ventajas. En el exterior armoniza con el entorno natural, ofrece un contacto agradable y procura la resistencia necesaria, por lo que se ha impuesto a otros materiales para pavimentar el espacio que rodea a las piscinas.

Antes de comprar una tarima es aconsejable informarse de la procedencia de la madera y solicitar los certificados correspondientes para evitar la adquisición de maderas de especies protegidas o resultantes de talas e importaciones ilegales.

Las maderas más habituales y asequibles para su colocación en el contorno de la piscina son las coníferas, como el pino y el abeto. Se instalan tras un tratamiento llamado autoclave para garantizar la protección a los diversos agentes atmosféricos y al ataque de hongos e insectos xilófagos.

Tarimas para piscinas

En los últimos tiempos, las maderas tropicales, como la teca, la jatoba, el iroco y, especialmente, el ipé o lapacho, han ganado terreno al resto de maderas, debido a su dureza y al poco mantenimiento que requieren. A mi parecer, las maderas tropicales son puro marketing, es verdad que son maderas de calidad, pero su precio está sobrevalorado debido a la demanda, tipo de cambio e intermediarios.

No hace falta irse tan lejos, en el mercado nacional se puede conseguir la robinia o falsa acacia, una leguminosa procedente de América, cultivada en España desde el siglo XVII, se considera un 60% más dura que la teca y, como las maderas tropicales, no necesita tratamientos preventivos con agentes químicos, ya que, de forma natural, es resistente al ataque de hongos, insectos xilófagos y termitas.

Descriciones de tarimas:

Teca: Se importa de África, América Central y sudeste asiático, madera de fibras rectas, Exhibe tonos grises, amarillos y marrones. Poco mantenimiento.
Pino: Proviene del norte de Asia y de Europa, especialmente de Suecia, madera de color amarillo pálido, fibra recta y grano de medio a fino, requiere secado y tratamiento en autoclave, poco durable, mantenimiento periódico.
Ipé: También llamado Lapacho, procedes de América Central y Suramérica. Los depósitos de lapachol obligan a utilizar tapaporos antes de barnizar. Escaso movimiento de expansión y contracción, resistente a hongos e insectos.
Iroco: Madera importada de África, de fibra entrelazada, color entre pardo amarillento y pardo oscuro, sus depósitos calcáreos puede producir alergia en algunas personas, su manipulación requiere mascarilla tipo FFP2. Resistente a la intemperie.
Robinia o falsa acacia: Originaria de Norteamérica, con el tiempo su tono claro natural se oscurece gradualmente. Madera muy dura, se regenera con facilidad, resiste intemperie y ataque hongos e insectos xilófagos. Existente en el mercado nacional.

Instalación:
Es aconsejable instalar la tarima para piscina sobre una solera con un pequeño desnivel, para permitir el desagüe del agua, colocar una lámina de plástico con unos 5 ó 10 cm capa de grava o arena para aislar la madera del contacto directo con la humedad del terreno.

Después se colocan las vigas, travesaños, postes o reáteles y, finalmente, la tarima. Es aconsejable utilizar tornillos en vez de clavos o sistemas de fijación oculto de acero inoxidable. La unión entre lamas puede hacerse con juntas de neopreno, aunque, cada vez más, se utilizan lamas machihembradas.

Mantenimiento:
Para mantener el buen aspecto de la madera en exterior se recomienda utilizar aceites para la madera a poro abierto (nunca barnices) con la frecuencia que exija las condiciones de uso y climáticas. Estos aceites incluyen insecticidas y fungicidas y son extremadamente hidrófugos para repeler el agua, acepte estos consejos para el cuidado de la madera.

También es conveniente reparar las zonas que tengan algún golpe importante ante el riesgo de la aparición de astillas.